La planta de bioenergía Pacuca que cumple cinco años de funcionamiento en Roque Pérez, Provincia de Buenos Aires, se consolida como una de las iniciativas pioneras de la Argentina en materia de energías limpias y economía circular.

El proyecto, que demandó una inversión inicial cercana a los 6 millones de dólares, se puso en marcha en 2020 y desde entonces genera un megawatt por hora de manera continua, las 24 horas del día, lo que equivale a abastecer de electricidad a unas 5000 personas. La energía se inyecta directamente al sistema interconectado nacional, a partir de los residuos de un criadero porcino de gran escala.

La planta se nutre de los efluentes de unas 50.000 cabezas de ganado porcino en ciclo completo del criadero Pacuca que comercializa cortes frescos, fiambres y embutidos bajo la marca Cabaña Argentina. Lo que antes se destinaba a lagunas de tratamiento y luego al campo como fertilizante, hoy atraviesa un proceso de biodigestión que transforma el purín en biogás y, a partir de allí, en electricidad. “Lo más interesante de la planta es que desde un efluente que iba al campo, en el intermedio le estamos sacando energía que se inyecta en la red”, resume Daniel Fenoglio, presidente de Pacuca Bioenergía S.A.

El funcionamiento se basa en tres biodigestores que trabajan a temperatura controlada, alimentados por una mezcla de purín de cerdo, maíz picado y marlo molido. Esa combinación fue resultado de un proceso de aprendizaje. Los primeros años estuvieron marcados por ensayos y ajustes, hasta lograr la fórmula que permitió estabilizar la microbiota interna de los digestores y garantizar una producción constante. “Hoy tenemos una operación estable y producimos más de 8000 megawatts al año”, señala Fenoglio.

Beneficios ambientales y productivos

Además de electricidad, la planta genera beneficios ambientales y productivos. La fracción sólida que resulta de la separación posterior al biodigestor se composta y se aplica como biofertilizante, mientras que la fracción líquida se distribuye en más de 300 hectáreas mediante sistemas de riego. “Esto permitió reducir el uso de fertilizantes inorgánicos y mejorar la calidad del suelo en la zona. El proceso evita, a su vez, la emisión de toneladas de gases de efecto invernadero que antes se liberaban al ambiente desde las lagunas de tratamiento. Ambientalmente creo que mejoramos al 100%, porque ahora evitamos emisiones y a la vez generamos energía y fertilizantes orgánicos”, explica el ejecutivo.

La tecnología aplicada proviene de Alemania y España, con un diseño que permite la cogeneración de electricidad y calor. El excedente térmico se utiliza en parte para mantener la temperatura de los digestores y se evalúan alternativas para destinarlo a otros usos productivos, como calefacción de lechones en el criadero. El motor central, de origen alemán, funciona con biogás de manera similar a un motor naval y garantiza la operación ininterrumpida. La planta cuenta además con certificaciones ambientales y es supervisada por el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE).

En el plano económico, la iniciativa se sostiene a partir de un contrato a 20 años para la venta de energía a la red. Este esquema le otorga previsibilidad a la inversión y asegura la viabilidad del proyecto en el largo plazo. La experiencia demuestra que la bioenergía puede ser una alternativa competitiva, siempre que exista un marco regulatorio estable y financiamiento para afrontar la elevada inversión inicial.

Una tendencia creciente

El caso Pacuca se enmarca en una tendencia creciente en el país, donde ya funcionan unas 20 plantas de biogás, con distintos orígenes de biomasa. La particularidad de Roque Pérez es su escala, la continuidad de la operación y el vínculo con una empresa porcina que integra producción animal, tratamiento de efluentes y generación de energía. De este modo, se convierte en un modelo replicable para otras cadenas agroindustriales.

Cinco años después de su inauguración, la planta ratifica su carácter innovador y abre la discusión sobre el potencial del biogás en la matriz energética nacional. La combinación de sostenibilidad ambiental, aprovechamiento eficiente de residuos y aporte concreto de energía limpia a la red convierte a este caso en un ejemplo de cómo la economía circular puede generar valor económico, social y ecológico a la vez.

Acerca de Pacuca Bioenergía S.A

La planta Pacuca Bioenergía genera energía renovable a partir de efluentes porcinos.  La misma es parte de un ecosistema de empresas con 30 años de trayectoria, en el que se encuentra el criadero Pacuca S.A que comercializa cortes frescos, fiambres y embutidos bajo la marca Cabaña Argentina y Carnes Porcinas Seleccionadas S.A (CPS) una planta frigorífica procesadora de carne porcina que ofrece servicios de faena, desposte, congelado, empaque, expedición y almacenaje

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