América Latina y el Caribe está empeñada en enfrentar y superar la más compleja crisis humanitaria, económica y social de las últimas décadas, causada por la pandemia de COVID-19. Ninguna otra región del planeta ha sido golpeada con tanta fuerza.
El sector agroalimentario es clave para salir de la crisis. Desde las fincas de los agricultores a las mesas de los consumidores, las personas, organizaciones y empresas que forman los sistemas agroalimentarios de la región dan empleo a decenas de millones de personas.
Estos sistemas son responsables de entre el 9 y el 35 por ciento del Producto Interno Bruto de los países de la región, y contribuyen el 25 por ciento de sus exportaciones.
Sin optimizar el aporte de los sistemas agroalimentarios, será mucho más difícil salir de la crisis. Hay un amplio acuerdo de que los sistemas agroalimentarios de la región deben transformarse, de acuerdo con las prioridades y capacidades de cada país.
Esta transformación también es esencial para transitar a una agricultura y sistemas agroalimentarios más sostenibles, resilientes, y adaptados al cambio climático.
Sin ello, no podremos asegurar alimentos inocuos, nutritivos y saludables para toda la población, especialmente para los 267 millones de personas que sufren inseguridad alimentaria.
Tampoco podremos crear condiciones para que los habitantes rurales superen su condición de pobreza, que afecta al 45 % de dicha población.
Los países Miembros de la FAO aprobaron por unanimidad el Marco Estratégico 2022-2031 de la FAO, que llama a respaldar la Agenda 2030 mediante la trasformación hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, para conseguir una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás.
La Conferencia Regional se celebra cada dos años y reúne a los gobiernos de los 33 Estados Miembros de la FAO en América Latina y el Caribe para establecer las prioridades regionales de la Organización para el próximo bienio.